jueves, 1 de enero de 2009

MI NOVELA

CAPITULO 3: Un inesperado nuevo compañero.


Ring ring ring.
- Cinco minutos más por favor.
Ring ring ring.
- Uh. Esta bien, ya me levanto, ya me levanto.
Lo primero que hice fue mirar por la ventana ver como estaba el día. Por suerte no llovía, y parecia no hacer tanto frio como dias anteriores. Abri la ventana y me asomé a ver que onda. Lindo día. Un lindo y no muy frío día de Abril.
Me cambié, agarré mis cosas, me fijé de no olvidarme de nada como de costumbre, y fui en busca de mi desayuno. Escaleras abajo no había nada ni nadie. No había nadie en el comedor ni ningún tipo de desayuno arriba de la barra en la cual cada mañana estaba mi café con leche humeante y mis medialunas esperándome.
- ¡Mamá! ¿Estas?
Ni una respuesta. Me fui a fijar en el pizarrón donde anotamos los deberes que nos dividimos como lavar la ropa, colgarla, limpiar o los planes para el fin de semana. En el se encontraba esta nota:
“Maga: Tuve que salir mas temprano que lo habitual para el trabajo. Tengo una importante jornada de capacitación. Perdoname pero no tuve tiempo ni de prepararte el desayuno. Te juro que esto no se va a hacer costumbre. Te amo mucho y suerte en el colegio. Mamá”
Para ella en su escala de prioridades siempre venia yo, su trabajo, ella, y después todas las otras cosas. Últimamente esto estaba cambiando. Por ahora no me molestaba, sabía que era su trabajo y que lo hace para que tengamos un mejor pasar económico. Plata jamás nos faltó gracias a su extrema dedicación a trabajar.
Bueno, tendría que ir al colegio en rollers y sola. Me los puse y salí rumbo a una nueva jornada escolar. Como de costumbre me estaban esperando las chicas en la puerta, mientras comentaba lo lindo que había salido Peter Lanzani en una de las notas que le habían hecho en no se cual revista.
- Hola chicas.
- Hola Maga, ¿Cómo estas?
- Bien. ¿Ustedes?
- Bien.
- ¿Entramos?
- Si dale. Siento que va a ser un día especial.
Y cuando Sandy decia eso, era porque algo iba a pasar. Nunca sabiamos que podia llegar a ser, pero era como que ella tenia un sexto sentido, podia sentir cuando algo fuera de lo comun iba a pasar.
Entramos al curso esperando encontrarnos regalos, o algo raro. Nada. Los bancos en su lugar, el profesor esperandonos sentado en su silla. Nada raro, nada fuera de lo común. Tal vez esta vez Sandy se habia equivocado, no es que tenia un “superpoder” de verdad y podia advertir que cosas especiales iban a pasar, pero por ahí solo le parecio.
- Vamos entren y acomodense que tenemos una clase bastante ajetreada. Pero antes de empezarla, tengo que presentarles a un nuevo compañero que cursara con ustedes este último año de la secundaria. Pasa Gonzalo.
Y cuando lo ví entrar supe que era eso “especial” que habia presentido Sandy antes de entrar. Era él. El chico que me habia chocado yendo a mi casa, el que sabia mi nombre y yo no el de él, hasta ahora. Se llamaba Gonzalo.
- Él es Gonzalo Sabina y viene desde Córdoba. Espero que sepan tratarlo bien y que hagan de su último año de colegio algo agradable, por favor.
Nos hablaba como si fueramos indios mesopotamicos. Somos alumnos de 5to año, no incivilizados del siglo I. Hacíamos cosas que hacia cualquier alumno que sabe que es el ultimo año que pasa en una secundaria en la cual paso varios años de su vida encerrado y odiando a muerte a cada uno de los profesores. Pero tampoco éramos tan malos.
Si, definitivamente era el. Por fin sabia su nombre y su apellido, Gonzalo Sabina. Ahora, pasaría el resto del año en el mismo curso con una persona a la cual me lleve por delante y no solamente eso, si no que me caí encima suyo, y si el no me lo decía yo no me había dado cuenta. Que patético, que fea primera imagen que había tenido de una de sus nuevas compañeras.
Me detuve a observarlo detenidamente como no había hecho la primera vez que lo había visto. Por eso no me parecía que fuera como todos los otros pibes del barrio privado. El venia de Córdoba, tenia otra onda, otro estilo, otra mirada. Parecía buena persona, dispuesto a hacer buenos amigos en su nuevo colegio.
- Sabina, siéntese en el banco del fondo.
Mire al fondo. Era yo la del fondo. Y mi banco era el ultimo del fondo. Los bancos como en las mayorías de los colegios es de a dos, y nosotras somos cinco, y justo el destino quiso que ese día yo me sentara en el fondo y sola.
Y vuelvo a remarcar el tema del destino. En Las Clavelinas había cuatro quintos años. Si no fue el destino el cual lo puso en mi mismo colegio, en mi mismo curso, en mi mismo banco, díganme por favor que fue porque no encuentro una razón que deje a mi cabeza conforme.
Cuando se me sentó al lado, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Sentir su perfume fue recordar ese día de lluvia. Llevaba puesto el mismo perfume, no sabia cual era, pero era muy rico.
Para mi desgracia (o suerte) no tardó demasiado en reconocerme.
- Lo que son las vueltas de la vida, ¿No?
- Si. Tanto tiempo.
- Espero que no te moleste que me siente acá.
- No, no. Quedate, no hay ningun problema.
Y era la verdad, yo no tenia ningun tipo de problema con que se siente al lado mio. Descubrí que me encantaba su perfume y no era nada desagradable sentirlo por el resto del día.

-¿Cómo que es él?
- Si. Es el pibe que me choque el otro día que les conte.
- Vieron que yo tenía razón. Algo iba a pasar hoy.
- Y encima lo sentaron al lado tuyo, ja ja.
- Si que graciosas que son la verdad.
- Dale, cuando entro te quedaste re colgada mirándolo. Y en la clase de Biología no pegaste ni una en las cosas que te pregunto la profe, y eso jamás te pasó. Admitilo, te re gusto Gonza.
- No digan taradeces, lo vi dos veces en mi vida, hay que conocer mucho a una persona para decir que te “re gusta”, no pasa solamente por lo físico.
- Entonces físicamente te gusta.
- Ahora vas a tener un año entero para conocerlo y vas a ver que un día de estos vas a venir y nos vas a decir que te diste cuenta que te re enganchaste y que no paras de pensar en el.
No. Me negaba a darle la razon a Julie. Después de Esteban juré que para volver a decir que me habia enganchado con alguien iba a tener que pasar varias pruebas. No queria volver a pasar lo mismo, no queria volver a llorar todo lo que habia llorado.
Maldije mil y una vez el día que conocí a Esteban Silvera, gracias a el creo que conocí lo que era sufrir de verdad, sentirte basureada, usada. Con el sentí el verdadero gusto amargo de el engaño, de la soledad, de sentirse desplazada por lo que fuera. Cualquier cosa era mas importante que yo, siempre había algo mas importante que hacer que estar conmigo.
Después de el, nunca mas quise saber mas nada con chicos. Sentía que todos eran iguales, que cualquiera podía volver a hacerme lo que el me había hecho. Una autentica resentida con los chicos. Pero para mi estaba bien, mientras que no sufriera, yo lo veía perfecto.Todo lo que voy a contar a continuación paso entre segundo, tercero y mitad de cuarto. Todo eso duró mi “relación” con Esteban, todo ese tiempo fui solamente su juguete.